domingo

Mundo Naranja


Si ya sabía yo que después de correr no es bueno irse de cañas, sin haberse desayunado antes. Mi problema... no, no es la bebida o eso creo yo, mi problema: no saber decir NO.

Si no fuera por el dolor de cabeza y el raspón en el muslo, hasta podría creer que había tenido una de esas experiencias de abducciones… las semi asfixiadas tenemos esas cosas... nos volvemos cuasi místicas cuando la hipoglucenia nos sacude.

En plena paseo de Recoletos a las 7:30 pm y tras varias pero que varias horas, unas 7 más o menos, de cañas y discusiones bizantinas sobre lo humano y lo divino vi aparecer ante mi una enorme naranja, mi mundo se hizo naranja - narandj:

¡Oh Naranja!, y decir rojo
y ser creída soles despertando
sobre mi lengua deseos de ti.
Mi lengua siente en tu boca
el zumo dulce de tus gajos incitantes.

¡Oh “Narandj”, y decir pulpa
y ser deseada fuente manando
bajo mi cintura!.


Tu cuerpo es el paraíso perdido
del que jamás ningún
dios pequeño podrá expulsarme.

Sólo me queda una pequeña marca en el muslo, cierta complicidad con el tecnico sanitario y una terrible ansia de comer un gajo de naranja... No gracias, no quiero castañas... Mi reino por una naranja, también vale una mandarina...

Hay que joderse el daño que puede hacer una imagen escondida en el subconciente...




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