martes

La inesperada visita de la Consciencia o “nena la has pifiado” V-0


"Pero es mentira. Yo no soy el sueño, que sueña que sueña; yo no soy el reflejo de una imagen de cristal; a mi me aniquila la obscuridad de una consciencia o de toda la consciencia posible. Yo continúo viviendo con una vida densa, viscosa, turbia, aunque me pospongan, me olviden, me abandonen y me desamen."


Esta tarde la consciencia ha vuelto a golpearme de pleno provocando ese dolor eléctrico que va desde las encias al paladar y hace que la boca te sepa a pura realidad y te duela la cabeza muchísimo. Prometo que tenía los ojos muy abiertos, o eso creía yo, pero me ha vuelto a pillar desprevenida proyectando mi imagen en cada bocanada de aire frio... y además, esa maldita punzada de la hipoxia en el costado impidiéndome respirar.

Esta tarde apenas me he autocompadecido y quizás por el frío apenas he pensado, por eso me ha jodido esta visita inesperada, soy muy escruplosa en lo que respecta a mis invitaciones y desde luego estoy segura de no haberla invocado pero la confianza, que ya hay entre nosotras, le anima a presentarse cuando menos te lo esperas... hace siempre lo que quiere.


Me gustaría aventurar algunas conclusiones, al más puro estilo deductivo. Es todavía una impresión, o sea, un pálpito, nada científico, ya sé. He remirado, examinado a contraluz de la razón, algunos de los sentimientos que me embargan para pararles los pies (vicio adquirido en épocas de austeridad emocional), y me he detenido en alguno de ellos con la esperanza de despejar alguna incógnita, no hay manera, no se despejan, X sigue siendo X, e Y esta un poco más clara pero sin despejarse del todo; a ver si antes de irme a dormir descubro algo, dúdolo, conociendo mi natural torpeza.


Hasta ahora, las pocas veces que me he asomado a mis sentimientos he logrado muy poco. En sus manifestaciones he tratado de buscar alguna fisura, algún brote de transparencia, un punto de morbosidad, un desliz revelador, cualquier cosa. Pero niente. Miento: a veces es como si garraspearan, como cuando se va a iniciar una exposición y se busca la modulación perfecta de la voz con el discurso, entonces yo me los imagino con todas las toses del mundo agolpados en la garganta y la palma de las manos impregnada de un leve sudor, a eso se llama personificación. Entonces comienza la breve disertación, hilvanan o desilvanan, según el caso, sin pasarse ni quedarse cortos, lo cual es digno de elogio aunque personalmente me crispen los nervios ... El no saber qué se quiere denota inseguridad, o lo que es lo mismo querida, significa que estas jodida porque vives en el mismísimo filo de la contradicción... listillos de mierda, sabrán ellos.


Sus análisis, lo saben, emiten cierto aire “intelectual”, y juegan con ello, pareciera que mirasen directamente al cerebro desde arriba buscando algo escondido, eso espolea aún más la curiosidad, lo cual hace que se apriete un poco más ese nudo de tensión en el que me tienen... pero esa es la esencia del pálpito, que en el fondo, es lo único que tengo ... porque a fin de cuentas, ¿qué coño sabrán ellos sobre lo que siento?...

1 comentario:

  1. Anónimo8:02

    yo lo que sé es que eso que tengo yo que se parece a mi conciencia me está doliendo y ahogando en toda la tripa

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