viernes

Ah, Sísifo, Sísifo....


Las siglas SVR, ¿te dicen algo?. ¿Qué no ocurre cuando confundimos nuestras emociones?. Pertenezco al distinguido club de las Personalidades SVR, ¡para que engañarse!, las personalidades SVR andamos siempre un poco perdidas porque el desaliento nos estrecha y oprime la esperanza, esa especie de salvavidas de segunda mano, que sirve para no ahogarse del todo en esta miseria cotidiana que es el vivir.

El desaliento no es una emoción que nos embarge, es un estado de ánimo que nos arrebata de nosotros mismos y hace que nos relacionarnos con el resto del mundo desde la rabia contenida, que es peor. Es esa sensación que reverbera desde lo mas profundo para espetarnos sin la más mínima asertividad lo poquito que importa lo que hagamos, que todo seguirá igual que antes, es el puto tañido de las 12, cuya vibración nos recuerda constantemente que no hay porción del pastel para nosotros.

¡Ah Sísifo, Sísifo!, léase con en tono declamativo, ademanes y gesto conveniente, no voy a entrar en disquisiciones sobre el significado real del mito, para Albert Camus, el mito de Sísifo es símbolo de lo absurdo y trágico de la condición humana. Condenado a un trabajo perenne, cuesta arriba, el hombre al final se da cuenta de la futilidad de su esfuerzo. A todo ascenso corresponde una caída.

Si atendemos a Homero, era un santo varón prudente donde los haya y, sobre todo, astuto. El más astuto de los hombres. Cuando Tánatos fue a buscarle, se las apañó para ponerle grilletes; el caso es que como no se moría nadie a Plutón le entró tal muermo con todo tan despejado y tan silencioso, que le dio la tabarra a Hades para que liberara a Tánatos y pusiera a Sísifo bajo su custodia. Lo gracioso es que fue preciso el paso de un huevo de años y un decreto del Olimpo para hacerlo volver por la fuerza de Corinto.

Su menosprecio a los dioses, su odio a la muerte y su apego apasionado a los bienes materiales le costaron el famoso suplicio que lo trae hasta mi recuerdo.

¿A dónde conducen los esfuerzos sin recompensa…? Mi “existencia” es una sucesión de dias nuevos, (quizás menos nuevos de lo que quisiera). Cada día supone un nuevo proyecto, un nuevo reto, una urgencia, un problema que requiere soluciones -y las requería para ayer-. Y aquí uno de mis más graves errores, porque muchas veces me despojo de la ecuanimidad, boba de mi, mientras me adentro en el “afán” del “se puede hacer” para estimularme, para meterme de lleno en el asunto con gesto adusto y con urgencia. Y cargo las tintas sobre mis responsabilidades, habilidades, actitudes, aptitudes… Y se me pone una enorme cara de gilipollas cuando veo que he cumplido con mi parte y las cosas no salen bien…

Cada vez que intento imaginarme a Sísifo justo en el momento en el que el pedrusco coge carrera y baja a toda hostia ladera abajo hasta lo más profundo de su conciencia lo veo con la misma cara de gilipollas que se me queda a mi.

La tragedia de Sísifo estriba en ser consciente de su destino. Sísifo, ese rebelde explotado por los dioses, descubre impotente toda la imponente magnitud de su miseria.

Sísifo entrega su pedrusco a ese universo sin amo que es el Monte Acrocorinto, cada trozo del enorme mineral, cada palmo abrupto y oscuro del terrero conforman su mundo, en ese instante sutil en que abandona la cima y retoma sus pasos en busca del pedrusco, llegado ese momento, se da cuenta de su amor, “petrofilia”, se ha acostumbrado a su tacto, lo abraza, no puede abandonarlo en el fondo del valle, necesita subirlo, empujarlo, olerlo.

Corremos ladera abajo, sabiendo que no hay prisa, corremos por correr, porque la piedra nos da un nombre, un sentido, nos identificamos con ella. No importa que vuelva a caer, pues nos levantaremos una y otra vez. Al final, el pedrusco, termina por desgastarse, vencido por la erosión y el rozamiento, por los golpes de la caída y buscamos un nuevo pedrusco, porque en el fondo no podemos vivir sin él.

... en realidad... nos hemos vuelto a enamoriscar del pedrusco.

1 comentario:

  1. Anónimo19:35

    !N0!explotado por los Dioses no, CASTIGADO, que no es lo mismo. Sin embargo, me pregunto ¿ quién te ha castigado a ti para que realices lo mismo que Sisifo? !Si sabes que tu empresa esta abocada al fracaso! ¿Por què continuar? él ( Sísifo)esta sancionado,penado. Te recomiendo que abandones la carga que te has acarreado porque esa constancia te va a destruir y lo malo, lo peor es que no se puede hacer nada, aunque... des un paso más... ese paso te alarga el camino pero no te libera. Todo lo contrario, te maniata, tiraniza y retiene.

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