martes

Siempre que me siento...

Siempre que me siento en esta mierda de silla me pillo el dedo, está desvencijada, algún día, presiento, que al sentarme me dejará caer. Si cruzo las piernas me doy en la rodilla izquierda con el cajón del escritorio y me cago en dios.

Siempre que me siento sé que tendré que luchar para conquistar ese precario espacio que me reservo, ¿cómo se llaman esas personas que son capaces de introducirse en pequeños espacios?... contorsionistas, eso es, tengo que contorsionarme para situarme en ese minúsculo recinto entre lo que tengo y lo que deseo.

Siempre que me siento me doy cuenta que tengo ganas de hacer pis pero tras la dura batalla mantenida con la silla, recomponer su estructura de silla, apretar los trabesaños que mantienen unidas sus patas, colocarla, y colocarme sin moverla, a la altura del cajón... para no golpearme la rodilla, ¡no me da la gana levantarme!, si lo hiciera perdería la batalla, por eso cruzo las rodillas, por eso me golpeo siempre la rodilla y por eso me cago en dios.

Siempre que me siento sé que pensaré en lo “mal- gastado” del día, me escuece que pase de mí, el día se entiende... la gente, ya casi que no me importa, o puede que si... me reafirmaré con un último pensamiento idiota y corroboraré que se me ha desvencijado la vida, ... ¡mira! como la silla, ¿tendré que recomponer mi estructura, apretarme los trabesaños y colocarme para no dejarme caer?...

Si Gabriel Celaya estuviera aquí, junto a mi silla, no se molestaría por “usar-le” un poco libremente sus versos:

Tan porque sí, tan fuera de mí, mi razón o medida,
tan traída y llevada, sin fin.
Tartamudeo tonto ganado por la vida
que hace llorar y hace reír,
y hace gritar, y hace callar,
mas no es llanto, ni risa, ni clamor, ni silencio,
sino allí, al otro lado,
el simple «porque sí» de que yo esté existiendo,
la pura sinrazón de mi presencia bruta
que ni obedece a nada, ni apunta a algo distinto del confortable absurdo
de saber que estoy viva y
que me contradigo para seguirlo estando.

¡Hay!.. Sufro una especie de “anorexia” sentimental incapacitante, cuando no hago bien la digestión de los sentimientos vomito… y así no hay quien engorde el ego, coño. Una vez más, hasta los ovarios de este “lirismo del sufrimiento”.

1 comentario:

  1. Anónimo16:46

    IKEA.
    REDECORA TU VIDA... LO DE LA SILA ES FÁCIL..
    LO DE TU VIDA... DEBERIAS CAMBIAR... LO MISMO QUE LA SILLA.
    ANIMO!!!!!!!!!!!!

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